Quizás el fútbol no esté tan lejos de ser un juego parecido al amor. Hay que jugar con todo, cuidando cada detalle para ganarle la lucha, al que quiere lo mismo que tú. Un final feliz por su culpa, por despejarla bien, por abrazarla bien antes de que bese la red o por acariciarla con los pies haciendo que los demás tengan celos de tu manejo de tan precioso bien.
Por eso, pienso que a una señorita hay que tratarla como al balón, guardando que siempre esté contigo, pegada a ti, sin que nadie te la robe y dejándote la piel por ella, corriendo bajo la lluvia para no dejarla sola o incluso sufriendo por ella.
ASL
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